sábado, 15 de junio de 2013

FIN DE CICLO



Con la fiesta del  Bautismo de Jesús, se cierra el ciclo litúrgico de la Navidad y comienza el Tiempo Ordinario.
Llama la atención que en la liturgia se pasa de una vez de la adoración del Niño por los Reyes Magos, a Jesús adulto que deja  Nazaret y va a mezclarse con las multitudes que siguen a Juan Bautista para recibir el bautismo de conversión.
Este hecho puede invitarnos a reflexionar sobre el bautismo que recibimos sin haberlo escogido personalmente, si no como fruto de la Fe de nuestros padres que creyeron entregarnos con este ritual `` el mayor tesoro `` que nos incorpora a la vida de Dios. En la ceremonia bautismal lo primero que recibimos es un nombre escogido por nuestros mayores y con el cual somos amados y llamados por el Creador, hasta nuestro encuentro definitivo con El al final de nuestro peregrinaje. Mira, yo grabé tu nombre en las palmas de mis manos`` (Is 49,16)
En otro momento de la ceremonia, los padrinos son cuestionados si están dispuestos a educar el pequeño en la Fe y a enseñarle a guardar Los Mandamientos. Por qué hablar de obediencia a los mandamientos  en el momento de la incorporación del nuevo miembro a la Iglesia?  Es la Iglesia una comunidad de justos?  Jesús dijo que había venido no a llamar a los justos sino a los pecadores (Mt 9,13)
 En Jesús se encuentra  una tensión entre las enseñanzas morales que imparte y la acogida que ofrece a los pecadores, a los mal vistos por la sociedad, come con publicanos y pecadores , sin exigirles antes el arrepentimiento. En la Biblia los Mandamientos no son en primer lugar reglas a las que es preciso doblegarse; en hebreo no existe la palabra ``obedecer`` en el sentido moderno de sumisión de la voluntad  personal a un poder exterior. Al contrario la obediencia se expresa con la palabra ``escuchar``. Se nos pide escuchar al Señor  nuestro Dios. Los mandamientos no son tanto una coyunda exterior , sino una invitación a estar atentos a Dios. Escucha Israel, yo soy el Señor tu Dios que te saque del país de Egipto(Ex,20-2) Los 10 mandamientos no son la imposición de la voluntad  arbitraria de Dios, ellos nos moldean según su amistad y su liberad. Ellos son un duro aprendizaje para entrar en la amistad y la libertad. Toda amistad digna de ese nombre es exigente y con mayor razón la amistad con Dios. 
La víspera de su muerte Jesús da a sus discípulos su nuevo mandamiento : ÁMENSE LOS UNOS A LOS OTROS  y en ese momento enfatiza su amistad OS LLAMO AMIGOS PORQUE TODO LO QUE APRENDÍ DE MI PADRE OS LO HE DADO A CONOCER (Jn 15,15) En la Biblia los Mandamientos son dados en un contexto de amistad con Dios y de amistad los unos hacia los otros. No tienen por finalidad ejercer un control sino formar el corazón a un espíritu de reciprocidad; son una invitación fuerte y exigente a crecer en el amor autentico, original que es Dios mismo. Estamos seguros de ser amados por El sin condiciones y esta amistad, como toda amistad nos transforma. La Iglesia comienza a comprender que para trasmitir su enseñanza moral, tiene que basarla en la amistad. Solo estando próxima a la gente, compartiendo sus problemas, sus esperanzas, sus miedos,  sus tentaciones, sus frustraciones, puede tener una palabra valida y confiable.
¡El camino es largo, pero promisorio y esperanzador !

Sor Irma Ramirez
Feliz fiesta de LOS REYES MAGOS

Con cariño les comparto esta bonita reflexion de P. Denis Gagnon.



 Leyendo en el Evangelio de San Mateo, ¿qué significa para nosotros en el año 2013, la visita de los Magos al pesebre?

Estos viajeros son magos. Es probable que sean científicos que observan la naturaleza, para descubrir las leyes, escudriñando el cielo en busca de estrellas. Pueden ser astrólogos que tratan de desentrañar el misterio de los fenómenos naturales. El trabajo científico  los puso en el camino en busca de un rey que ha nacido. No es la fe lo que los hace iniciar el viaje, sino la curiosidad: desean ver a un bebé que promete ser un gran rey.

A veces, la aventura de la fe no comienza en la fe, pero en la curiosidad, el cuestionamiento, en busca de la verdad. Estamos en busca de ... Sabemos muchas cosas, tenemos el conocimiento, pero queremos ir más allá. Queremos descubrir los misterios de la naturaleza. ¿Qué es? ¿Quién soy yo? ¿Qué es la verdad? Que oculta esta verdad que busco? Y con "¿qué? " llegamos al " ¿Por qué? ". Queremos saber por qué las cosas existen. ¿Por qué voy a vivir? ¿Cuáles son mis razones para vivir? Todas estas preguntas nos hacemos, como los Magos del Evangelio.

Los magos son guiados por una estrella, una estrella joven que ha aparecido a ellos por primera vez. Es frágil una estrella en el telescopio de astrónomo. Una nube puede hacerla desaparecer. No se pueden ver las estrellas que por la noche. Nos gustaría llegar al gran día. Pero al mediodía, con el sol, las estrellas se pierden. Para seguir las estrellas, es preciso consentir a estar en la noche, dispuestos a vivir en las sombras, en la oscuridad.

La búsqueda de la verdad, la búsqueda del conocimiento nos obligan a aceptar la privación de la luz. La verdad requiere una investigación a través de la creencia,  de un proceso. No sé, pero estoy buscando: en la noche, creo que el amanecer vendrá, creo que al mediodía pueden existir. Y yo busco.

Los magos han conocido en su ruta a gente de Jerusalén. Encontraron un rey, Herodes, que desconfiaba. También encontraron otros sabios, clérigos que conocían mucho acerca del Mesías y de Dios, pero que no se dejan tocar por lo que sabían.

A veces, tal vez a menudo, nos encontramos con personas que conocen la verdad, pero permanecen indiferentes. La luz no los deslumbra. Dicen la verdad, hablan de Dios, pero permanecen  fríos, sin emoción.

Hemos tenido una experiencia así en un momento u otro de nuestras vidas. Yo lo llamo: la fe de costumbre. Me hablan de Dios como se habla de la lluvia y el buen tiempo. No estoy realmente consciente de la buena nueva de la atención y presencia de Dios en mi vida. La estrella de la fe no me ha puesto en marcha como a los magos. Soy como los sumos sacerdotes y los escribas de Israel: miro pasar las caravanas sin ponerme en ruta.

Los magos, caminaron. Continuaron su viaje a pesar de la indiferencia de los demás. Y llegaron al niño y a su madre María. Habían ido en busca de un gran hombre, un rey.
Al final del camino se encuentran frente a  una familia pobre, un bebé muy común.

Los magos experimentaron una gran alegría. Cayeron  de rodillas y adoraron al niño, como se hace delante de Dios. El viaje ha afinado sus miradas. Poco a poco, renunciaron a sus grandes sueños prodigiosos. Sin deslumbramiento, sin éxtasis místico, sin experiencia excepcional, conocieron a Dios, pero a Dios despojado como sus propios ojos, Dios pobre como una familia en la pobreza, Dios frágil como un bebé que acaba de nacer, Dios irrazonable como ese fabuloso viaje que merecía más pompa y esplendor. Y los magos han aceptado a la fragilidad de Dios en su presencia. Aceptaron  vivir su fe en la desnudez y la pobreza.

Y los Magos nos dicen, 2000 años más tarde: "Ve, comienza tu ruta en busca de Dios. En el camino, déjate desestabilizar. Renuncia a  algunos de tus sueños, de tus certezas. Acepta encontrarte con Dios en toda su fragilidad y en tu propia debilidad.`'

Sor Irma Ramirez